Es fácil de hacer y
usar y ofrece resultados favorables a corto plazo para gestionar las emociones.
Se trata de un frasco
con purpurina y agua, diseñado para ayudar a los niños/as y no tan niños, a
reducir la ansiedad y el enfado. Al mismo tiempo estimula la concentración y la
atención selectiva.
En nuestro caso tenemos dichos botes de la calma en nuestro
y por ello hemos decidido elaborar uno para llevar a casa y usarlo también
allí.
Para hacerlo hemos usado un bote de plástico transparente, agua, colorante
alimentario, cola, purpurina y estrellitas brillantes.
Y lo mejor de todo, es que lo hemos hecho con nuestras familias.
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