Nuestro nombre... Aquello que nos identifica, que nos da una parte de nuestra identidad. Tan necesario y tan complicado de escribir en los comienzos.
Cuando me preguntan que a qué me dedico a veces recuerdo estos momentos, en los que agarrando manitas ayudo a escribir nombres, girando en cada letra pero sin decir su nombre, solo su sonido. Ayudando en cada caminito y en cada subida y bajada de la grafomotricidad.
Esta es una tarea diaria en una clase de 3 años, pues las primeras letras que escribimos deben ser las de nuestro nombre. Aunque ya podemos jugar a decir las letras de aquellos a quienes amamos.
Hoy David veía el nombre de Mama Diarra desde atrás y me contaba que la R es la de su mamá Rocío. Así, desde la emoción que nos conecta a quienes queremos, y desde la motivación por aprender jugando, os aseguro que aprenderán las letras y su sonido.
En estas fotos hemos escrito nuestro nombre solitos, y por eso nuestras caras son de logro, de felicidad y de orgullo.